lunes, 27 de abril de 2009

CAMBIO DE MODELO: EMPRESARIAL


El valor del capital humano en las organizaciones

Ante el nuevo escenario económico marcado por los mercados globales, la diferenciación respecto a otras compañías tiene que venir dada por el talento de las propias personas que conforman la organización, explotando su creatividad y logrando que su éxito personal vaya alineado con el de la propia empresa. Por eso, la clave reside ahora en explotar las capacidades del capital humano.

En pleno siglo XXI pocos son ya, afortunadamente, los que dudan del valor que tiene la persona simplemente por el hecho de serlo. Vivimos amparados por los derechos humanos y la Constitución garantiza los derechos básicos, incluyendo los laborales. Pero a pesar de que es evidente que todos tenemos derecho a trabajar y a hacerlo además en unas condiciones dignas, todavía hay quien anda un poco rezagado a la hora de reconocer el potencial que las personas tienen dentro de la empresa.
A estas alturas, el reto pasa por hacerse consciente del inmenso valor que tiene el capital humano para el éxito de las organizaciones, puesto que éste es el que las forma. Potenciar el talento de las personas y aprovecharlo para mejorar la atención al cliente marca, por tanto, la diferencia con respecto a otras compañías y sitúa a la propia en una posición ventajosa.
Para Karan Sorenson, vicepresidenta y CIO de Johnson & Johnson Pharmaceutical Research & Development, este hecho supone un desafío para la creatividad. Afirma que ante los nuevos retos empresariales las personas tenemos que cambiar la manera de hacer, por lo que es necesario contar con empleados comprometidos con sus carreras profesionales y cuyo éxito vaya de la mano del éxito de la compañía. De esta manera las organizaciones podrán identificar qué actividades son realmente importantes en la empresa y corregir sistemas, procesos y actividades ineficientes para evitar pérdidas de tiempo.
La formación es la claveSegún Sorenson, la formación de recursos humanos cualificados es la clave para el crecimiento económico de las empresas y también de los países en su conjunto, sobre todo cuando la capacitación dota a las personas de nuevas habilidades y competencias que están siendo requeridas por los empleadores, por los clientes y por la sociedad. Asegura que una de las responsabilidades de los ejecutivos "consiste en asegurar que existe un canal de abastecimiento de capacidades diverso, y ello no sólo en los propios departamentos".
El Gobierno Vasco y SPRI, conscientes de esta necesidad, ya han puesto en práctica programas formativos orientados a mejorar las competencias de aquellos que dirigen las organizaciones vascas (http://www.directivo21.com/) y de los que ocupan cargos intermedios pero quieren potenciar sus capacidades de liderazgo (Lider21). El objetivo final de estos programas es mejorar las habilidades del capital humano para que puedan fomentar la creatividad y la innovación en sus organizaciones.