Nació el 1 de diciembre de 1935 en el barrio de Brooklyn, en Nueva York con el nombre de Allan Stewart Konigsberg. Es considerado uno de los principales directores y guionistas cinematográficos contemporáneos. Proviene de una familia judía, a la que el propio Allen define como "burguesa, bien alimentada, bien vestida, e instalada en una cómoda casa". Durante su infancia aprendió a tocar el violín, posteriormente se convertiría en un gran intérprete del clarinete (que toca con asiduidad en público, junto con una banda de jazz), hecho que le ayudaría más tarde en la creación de las bandas sonoras de sus películas. Hasta 1997 esta actividad de intérprete musical tuvo lugar en el Michael's Pub de Nueva York, pero al cerrar este local sus puertas en ese año, pasó a tocar cada lunes en el Café Carlyle, en el hotel del mismo nombre, en donde sólo falta los días en que su actividad como cineasta se lo impide.
No es que tenga miedo a morir, sólo quiero no estar allí cuando ocurra.
Soy suficientemente bajito y feo como para triunfar por mi mismo.
¿Es sucio el sexo? Solamente si se hace bien.
No sólo de pan vive el hombre. De vez en cuando, también necesita un trago.
El dinero es mejor que la pobreza, aun cuando sólo sea por razones financieras.
El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas.
Para ti soy un ateo, pero para Dios soy un miembro de la oposición.
Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a ir a pasar el resto de mi vida.
No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo.
La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.
El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.
En realidad, prefiero la ciencia a la religión. si me dan a escoger entre dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.
Solo existen dos cosas importantes en la vida. la primera es el sexo y la segunda no me acuerdo.
El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír.
¿Existe el infierno? ¿Existe dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?
En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones.
Fuente: www.citasyrefranes.com