Esto escribía Stephen R. Covey en 1990, en su libro "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva":
Primer Hábito: Ser proactivo.
La proactividad se refiere a que ante cada estímulo del medio ambiente tenemos la habilidad de decidir la respuesta que queremos dar, esto quiere decir que no somos esclavos de las acciones que sobre nosotros se efectúan, sino libres ejecutores de nuestra conducta. Un ejemplo práctico en nuestra vida es el de un chofer de un automóvil que nos grita una obscenidad o nos toca con insistencia la corneta. En este caso nuestra respuesta puede variar desde tomar un arma y dispararle para luego sufrir las consecuencias legales de nuestra conducta hasta simplemente ignorarlo y no dejar que altere nuestra tranquilidad. Lo importante es que la decisión es nuestra, que somos los responsables de nuestra conducta. La gente Proactiva desarrolla la habilidad de escoger su respuesta, haciéndola más un producto de sus valores y decisiones que de sus emociones y condiciones del momento.
Segundo Hábito: Empiece con un fin en mente.
Este hábito consiste en que nuestra conducta no la debe regir el capricho ni el azar, debemos tener objetivos precisos a los cuales acercarnos. La gente efectiva concientiza que las cosas son creadas mentalmente antes de ser creadas físicamente. Ellos escriben una Visión o estado de propósito, y la usan como el marco de referencia para sus decisiones futuras. Ellos se aclaran sus valores y se fijan prioridades antes de escoger metas o realizar el trabajo. La gente poco efectiva permite que sus viejos hábitos, otras personas, o las condiciones ambientales determinen su primera creación.
Tercer Hábito: Establezca primero lo primero.
Una frase del sabio alemán Goethe: " Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos". Consiste en distribuir nuestro tiempo sobre la base de prioridades. Estudios demuestran que el 80 % de los resultados deseados fluyen de una pequeña (20%) cantidad de actividades relevantes. Para "equilibrar" nuestro tiempo, deberíamos dedicar menos atención a las actividades que son urgentes pero no importantes, y más tiempo para aquellas cosas que son importantes pero no necesariamente urgentes.
Cuarto Hábito: Pensar en Ganar-Ganar.
Este hábito indica que nuestras interacciones con otros seres humanos siempre deben ser de mutuo beneficio, que no existe otra opción. Nuestra relación con un cliente debe ser ganar-ganar, si yo gano y mi cliente pierde, pierdo al cliente. No existe otra opción, aunque a corto plazo otros tipos de relaciones resulten en ganancias inmediatas, a largo plazo vemos que son ineficaces y perjudiciales para ambas partes. El desempeño de los acuerdos ganar-ganar aclara las expectativas haciendo muy explícitos los siguientes cinco elementos: Resultados deseados, directivas, recursos, responsabilidad, y consecuencias.
Quinto Hábito: Procure primero comprender y después ser comprendido.
Este hábito trata de ponerse primero en el lugar del otro, de ver las cosas desde su punto de vista. Se basa en el refrán popular de " Todo es del color del cristal con que se mire". Es quizás el más difícil de practicar, casi siempre pasamos más tiempo hablando que escuchando y creemos que las cosas sólo pueden ser de la manera en que nosotros las vemos. La mayoría de los problemas de credibilidad comienzan con problemas de percepción. Para resolver estas diferencias y restaurar la credibilidad, uno debe ejercitar la empatía, buscar comprender primero el punto de vista de la otra persona. Escuchar empáticamente es profundamente terapéutico porque brinda a las personas un "aire sicológico". Una vez que la gente es comprendida, baja sus defensas.
Sexto Hábito: La sinergia.
Este es el hábito de la cooperación creativa o trabajo en equipo. Para aquellos que tienen una mentalidad abundante de ganar-ganar y ejercitan la empatía, las diferencias en cualquier relación pueden producir sinergia, donde el todo es más que la suma de sus partes. Sinergia resulta de valorar las diferencias conjugando las diversas perspectivas bajo el espíritu del respeto mutuo. La gente entonces se siente libre para buscar la mejor alternativa posible; con frecuencia la "tercera alternativa" es substancialmente diferente y mejor que cualquiera de las propuestas originales.
Séptimo Hábito: Afile la sierra.
Este es el hábito de la auto-renovación.El hábito de amolar el serrucho regularmente significa tener un programa sistemático para la renovación personal en las cuatro áreas de nuestras vidas: Física, Mental, Emocional-Social, y Espiritual. Sin esta disciplina, el cuerpo se debilita, la mente se torna mecánica, las emociones crudas, el espíritu insensible y la persona egoísta.
PERO NOSOTROS, NUESTROS POLITICOS, NUESTROS EMPRESARIOS, NUESTROS SINDICATOS, NUESTROS EMPLEADOS,... TODOS:
AHÍ, FIRMES ¡¡QUE CAMBIEN LOS DEMÁS!!