jueves, 14 de enero de 2010

Un estudio más: El jefe es importante pero...

Los empleados estadounidenses pasan 19 horas semanales pensando en su jefe

Los empleados de EEUU pasan 19 horas por semana pensando en qué hace o dice su superior

14/01/2010 - 09:14 - FINANZAS.COM

El jefe es importante pero, ¿tanto como para pensar en él hasta diecinueve horas a la semana? Pues al parecer, es lo que hacen los empleados estadounidenses, según muestra Los empleados estadounidenses pasan 19 horas semanales pensando en su jefeun estudio de la consultora Lynn Taylor Consulting.

Los datos de este informe, que fue realizado a escala nacional, revelan que los empleados encuestados piensan 19,2 horas a la semana en lo que hace o dice su jefe, trece horas durante la jornada laboral y el resto en el fin de semana.
Una de las conclusiones del curioso estudio es la tremenda pérdida de tiempo que las palabras y las acciones de un directivo pueden provocar su el mayor activo con el que cuenta en su empresa, las personas. Y justo en el momento en el que las firmas pueden permitirse menos la pérdida de productividad. En resumen, explica el estudio, la mala conducta del jefe puede hacer disminuir la productividad de los empleados, algo espacialmente peligroso ahora, cuando la economía afronta sus mayores tasas de paro.
Por el contrario, la encuesta sugiere que una mayor sensibilidad interpersonal puede aumentar significativamente la motivación de los trabajadores y ayudar a que la empresa prospere. Esta consultora ofrece talleres de trabajo para humanizar el lugar de trabajo y aumentar la productividad y la rentabilidad empresarial.
Así, entre los consejos que apuntan como más convenientes, está el hecho de abordar los problemas desde el principio, con diplomacia, tratando de potenciar las habilidades de cada empleado, pero sin caer en la estandarización. En este sentido, considera importante que los trabajadores opten por tomar la iniciativa.
Y recomienda a los jefes el uso de refuerzos positivos, al tiempo que apliquen sentido del humor y establecer límites a demandas poco razonables, pero con tacto.