lunes, 14 de septiembre de 2009

LA PASIÓN DE PROHIBIR

 

ARTICULO DE CARLOS HERRERA

XLSemanal Número: 1142. 20 SET. 2009

 

Les entusiasma prohibir. Nada realiza más a un cargo público que el ejercicio de una prohibición. Es la manera que tienen algunos de sentir plenamente la sensación de poder. Sólo cuando te fastidio puedo decir que estoy mandando. Lo evidenciaba hace pocas semanas la gran estadista Trinidad Jiménez cuando señalaba que la sociedad ya «está madura» para prohibirle fumar en los bares. Para la ministra prohibicionista, la madurez consiste en la capacidad de resignación de la masa cuando se le impone una norma arbitraria. ¡Y yo que me he pasado la vida creyendo que la madurez servía para exactamente lo contrario! Ya saben lo que eso significa: cuando se le antoje a ella o a la anterior ministra-policía, la señora Salgado, se acabó fumar en las zonas acotadas para ello en los restaurantes. Como, si nos descuidamos, prohíben los chiringuitos en las playas. ¿Qué daño hace que los bañistas puedan tomar un tinto y unas sardinas entre baño y baño? ¿A qué clase de descerebrado totalitario se le ocurre privar a los ciudadanos de uno de los encantos de las playas españolas?: a los que albergan un pequeño tirano funcionarial dentro. Por lo visto, esta próxima temporada será imposible beber una cerveza en algunas playas españolas. Las valencianas están en ello. ¿Presumen que si nos bebemos un botellín nos olvidaremos de nadar? ¿A nadie en su sano juicio se le ocurre diferenciar la prohibición de beber alcohol en la calle con la de beberse un tinto de verano debajo de una sombrilla? ¿Están agilipollados los tíos y tías que mandan? En el sur de Tenerife van a prohibir, si no lo han prohibido ya, hacer castillos de arena en la playa. Fumar en las playas está a punto de ser prohibido en muchas de ellas –en algunas de Gerona ya lo está–, aunque usted recoja las colillas en una lata, de coca-cola, por supuesto. Van a empezar a parecerse a los enloquecidos malayos que han condenado a tres azotes a una mujer que fue sorprendida bebiendo cerveza en un hotel. Lo próximo acabará siendo un arco de detector de tabaco y laterío a la entrada de las playas. Nada de nevera. Posiblemente, tampoco bocadillos. La playa es nuestra, dirán, de los que mandamos, y nosotros decidimos si tiene derecho a entrar y en qué condiciones. Una normativa, también valenciana, impide colocar una sombrilla a menos de seis metros de la orilla. Por cierto: ¿dónde, exactamente, empieza la orilla?
Más: en Almuñécar, bellísimo enclave granadino, queda prohibido escuchar música en sus playas. Pregunto: ¿tampoco con el iPod? ¿Ni siquiera el informativo de medio día con un transistor chiquitito? Hombre, en puridad, un informativo no lleva música...
En Ciudad Real acaban de aprobar una ordenanza municipal por la que se multa al ciudadano que corra por la calle. Si usted tiene prisa o se le escapa el autobús, se jode. Y si aparca a más de veinte centímetros del bordillo, multa al canto. ¿Se preocupan por nuestros infartos, por nuestras articulaciones? ¿Entran en el lote los que visten chándal y practican footing? ¿Caminar a paso rápido, casi al trote, también está penado? ¿Se van a poner los guardias, radar en mano, a medir la velocidad de los viandantes?
En el país en el que una adolescente puede abortar sin comunicárselo a sus padres no se va a poder tomar una cruzcampo a la orilla del mar. Ya ven. ¡Pero qué puede esperarse de los amos y señores de Costas si pretendían prohibir las centenarias Carreras de Caballos en la playa de Sanlúcar de Barrameda aduciendo que se estaba haciendo uso de un dominio público, lo cual resultaba intolerable!
Se trata, en resumen, de que los españoles sepamos que vivimos de favor. Los que mandan quieren darnos a entender que el poder lo tienen ellos y que nosotros sólo somos objeto de prohibición. Yo propongo, ante tanta estupidez, la desobediencia civil: todos a correr en Ciudad Real, todos a beber cerveza en Valencia, todos a fumar en Gerona.


Cuando los que nos gobiernan demuestran ser unos sandios totalitarios, los ciudadanos tenemos derecho a mandarlos al carajo.

 

EL “EMPRESARIO LISTILLO” & ZAPATERO

El otro día leía la siguiente noticia:

Los costes laborales se disparan

PÚBLICO - MADRID - 10/09/2009 06:00

El efecto calendario y el aumento de las indemnizaciones por los despidos que está generando la crisis actual han provocado un aumento de casi el 6% de los costes laborales. Según los datos provisionales del Índice de Coste Laboral Armonizado publicado ayer por el INE, en el segundo trimestre el coste por hora trabajada creció un 9,1% interanual, pero una vez depuradas las distorsiones temporales el incremento fue del 5,7%.

…….

y me recordó la similitud entre las actuaciones del empresario “listillo” y nuestro señor presidente.

EL EMPRESARIO “LISTILLO”:

A la vuelta de vacaciones recibimos una carta de un proveedor, fechada a 31 de Julio, en la que nos explicaba, que había “afinado” sus costos y ¡sorpresa! nos tenía que cobrar no más…. sino mucho más, hasta el 30%.

Creo que había hecho lo mismo que el gobierno ante la falta de ingresos, para cuadrar el presupuesto, en vez de aumentar el mercado y disminuir los gastos se le cobra más a los cuatro chorras que les compramos/cotizamos Y ASUNTO RESUELTO.

Al empresario “listillo” NATURALMENTE YA YA NO SE LE COMPRA NADA

ZAPATERO:

Naturalmente se juega que no se le compre/VOTE.

Pero sería conveniente que no haga como el listillo y mirase hacia los gastos:

 

¿QUE PASARIA SI TODOS LOS POLITICOS Y LOS PUESTOS DE CONFIANZA FUERAN SOLIDARIOS CON LOS INGRESOS DE “SU EMPRESA” (EL ESTADO) Y REDUJERAN SUS SUELDOS/GASTOS EN LA MISMA PROPORCION?

NUESTROS POLITICOS Y LA CRISIS

Cuando veo a nuestros políticos tomar decisiones, ante la crisis en la que estamos inmersos, tanto para salir de ella como (y sobretodo) para que no se vuelva a repetir, me viene a la mente una poesía de Miguel Hernández:

 

Los cobardes

Hombres veo que de hombres

solo tienen, solo gastan

el parecer y el cigarro

el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,

gallinas en las entrañas,

galgos de rápido vientre,

que en épocas de paz ladran

y en épocas de cañones

desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,

comisarios de la alarma,

cuando escuchan a cien leguas

el estruendo de las balas,

con singular heroísmo

a la carrera se lanzan,

se les alborota el ano,

el pelo se les espanta.

 Valientemente se esconden,

gallardamente se escapan

del campo de los peligros

estas fugitivas cacas,

que me duelen hace tiempo

en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis

a la muerte liebres pálidas,

podencos de poca fe

y de demasiadas patas?

¿No os avergüenza mirar

en tanto lugar de España

a tanta mujer serena

bajo tantas amenazas?

Un tiro por cada diente

vuestra existencia reclama,

cobardes de piel cobarde

y de corazón de caña.

Tembláis como poseídos

de todo un siglo de escarcha

y vais del sol, a la sombra

llenos de desconfianza.

Halláis los sótanos poco

defendidos por las casas.

Vuestro miedo exige al mundo

batallones de murallas,

barreras de plomo a orillas

de precipicios y zanjas

para nuestra pobre vida,

mezquina de sangre y ansias.

No os basta estar defendidos

por lluvias de sangre hidalga,

que no cesa de caer,

generosamente cálida,

un día tras otro día

a la gleba castellana.

No sentís el llamamiento

de las vidas derramadas.

Para salvar vuestra piel

las madrigueras no os bastan,

no os bastan los agujeros,

ni los retretes ni nada.

Huís y huís, dando al pueblo,

mientras bebéis la distancia,

motivos para mataros

por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres

al calor de las batallas,

y vosotros lejos de ellas,

queréis ocultar la infamia,

pero el color de cobardes

no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos

de la triste telaraña.

Sustituid a la escoba,

y barred con vuestras nalgas

la mierda que vais dejando

donde colocáis la planta.

 

PUES ESO…

VALIENTEMENTE SE ESCONDEN

GALLARDAMENTE SE ESCAPAN