viernes, 23 de octubre de 2009

CAMBIO DE MODELO

Por qué no es bueno hacer el vago

Publicado el 22-10-2009 por Lucy Kellaway,

Hacer el vago no es motivo de orgullo. La lección es simple: para ganar dinero, no seas holgazán y prepárate.

La otra noche pregunté a mi hijo más pequeño qué le parecía su nuevo instituto. Tras considerarlo brevemente me respondió: "No es muy tranquilo".

En un primer momento, encontré cómico que esperase que esta cara escuela tradicional fuera a ser tranquila y que considerase un defecto el no serlo. Le advertí que no me gastaba 15.000 de libras (16.429 euros) anuales para que aprendiese a hacer el vago, algo que parecía tener ya controlado. Me miró con una sonrisa de desconcierto.

Pero de pronto dejé de encontrarlo gracioso. ¿Cómo podía haber permitido que con casi 12 años no conociera la verdad más importante de la vida? Que vaguear no debería ser lo primero que uno hace, sino lo último. Sólo una vez que se ha hecho todo lo demás, como encontrar tus espinilleras o aprender el vocabulario de latín, se pueden tomar las cosas con calma.

Sin embargo, los niños de hoy en día consideran que la holgazanería –o la vegetación, como prefiero llamarlo– es el orden natural de las cosas. Muchos de ellos (en especial los chicos) esperan que la vida siga siendo cómoda una vez se incorporen al mercado laboral. Esto representa un peligro para los empresarios mayor que cualquier cosa que puedan reprocharle a los niños que hayan terminado la escuela –como no saber escribir o sumar–.

La semana pasada, leí que se estaba animando a los banqueros de la City a acudir a las escuelas locales para enseñar a los estudiantes "aptitudes para encontrar trabajo" y "liderazgo escolar". No tengo ni la más remota idea de en qué consisten estas ideas, pero espero que equivalgan a medidas contra el holgazaneo. Los banqueros intentarían tener éxito allí donde los padres hemos fracasado manifiestamente: transmitir que hacer el vago ni mola ni es motivo de orgullo. La lección es simple: para ganar dinero, no seas holgazán y prepárate.

Esta obvia lección es muy apreciada en los círculos de negocios. Cuando Robert Rosen publicó recientemente su libro Just Enough Anxiety (Preocupaciones, las justas), en el que exponía que la presión es vital para alcanzar el éxito, todos ahogaron un grito de asombro.

Pero no hay duda de que tiene razón: incluso aunque hacer el vago pudiera ser zen, no conduce al éxito. Para triunfar en el mercado laboral –o en cualquier otra área competitiva– hay que ser tenaz, obsesivo y trabajador.

Para comprobar si había alguna excepción a esta regla, escribí "consejero delegado holgazán (chilled)" en Google. Lo único que pude encontrar fue al consejero delegado de una empresa llamada Chill International anunciando el lanzamiento de una nueva compresa para la menopausia –que no era precisamente lo que buscaba–.

Dado que la vaguería conduce inexorablemente al fracaso, es importante determinar su origen. Sospecho que es una mezcla de naturaleza y educación: algunos bebés nacen siendo más holgazanes que otros, y a menos que se remedie no suelen cambiar.

Si dividimos a los trabajadores entre vagos y aplicados, surgen interesantes patrones. Los jóvenes son más holgazanes que los mayores, y el sur del continente es más vago que el norte. La semana pasada estuve dos días en España en una reunión del consejo de una empresa. Durante una cena, eran las 12 de la noche y los españoles seguían pidiendo más y más platos y parecían cada vez más relajados mientras que los nervios de los británicos aumentaban por momentos. Me hizo plantearme si la holgazanería no supondría una barrera más grande para el correcto trabajo entre distintas nacionalidades que el idioma.

Barack Obama tiene el trabajo más poderoso del mundo pero parece bastante holgazán. Sin embargo, estoy dispuesta a jugarme mi propia vivienda a que Obama no llegó a la Casa Blanca haciendo el vago. Ha logrado realizar el truco definitivo: ser tenaz y, al mismo tiempo, parecer relajado. Es un ejemplo peligroso para los jóvenes. Cuando ven a Obama en la televisión habría que decirles: no hagas esto en casa. Apréndete el vocabulario de latín.

POR AHÍ HAY QUE EMPEZAR,

POR LA RECUPERACIÓN DE VALORES