Hace ya un
tiempillo, tirando a tiempo largo, que no leo nada amable en la prensa, y no
oigo nada alegre a la gente, excepto el embarazo de dos amigas (Zorionak Irati
eta Amaia!).
De hecho, lo
gracioso del asunto, es el “trending topic” del día: Resulta que se acaba el
mundo.
Los Mayas los dijeron, Iker Jimenez nos lo relata
y hasta Google en su doodle del día se hace eco.
Y me hace ilusión, y de verdad que me la hace. Como ya he dicho, hacía tiempo que no veía a la gente reírse, comentar una noticia con una sonrisa en sus caras. No sé si es fruto de la incredulidad, del nerviosismo escondido tras gesto de risilla de los corazones más miedosos, o de tener algo de qué charlar que no sean recortes, pero veo aspavientos y camaradería.
¡Quién iba a decir que el fin del mundo iba a
resultar tan grato!
Y aquí, viene la
preocupación. Fíjense que paradoja. ¿Será que tal y como van las cosas,
realmente preferimos que nos trague la tierra?
De corazón espero
que no. De hecho, Los “entendidos” en el tema fin del mundo (¿?) dicen,
escriben y predican como nuevos mesías, que no debemos preocuparnos, que no se
acaba el mundo, sino que es el fin de una era, que se termina una forma de
concebir la realidad, y que empieza una nueva, como si nos cambiaran las
lentes, y que a partir de ahora todo será diferente.
Mi más sincera
opinión: Paparruchadas. Lo siento, catedráticos del mundo del mundo, pero creo
que el mundo ya está cambiando.
Desde un prisma
vamos cuesta abajo y sin frenos, y desde otro, podremos ver cosas positivas,
que dependen directamente de nuestra actitud y de realmente comportarnos como personas,
de ser críticos con nuestra sociedad, pero sobretodo y lo primero, con nosotros
mismos.
El mundo no se está cambiando sólo ni lo cambia un calendario: el mundo lo cambiamos nosotros.
El mundo no se está cambiando sólo ni lo cambia un calendario: el mundo lo cambiamos nosotros.
Con lo cual, y
para no entretener más a quien tenga planes especiales antes del exterminio,
que disfrutéis del último día de trabajo los que tengáis esa suerte, que paséis
un gran día de Santo Tomás los aún más privilegiados, y que nos vemos el año
que viene y a ver si con suerte tenemos otro Fin del Mundo que nos regale
estampas como las que he visto hoy.
Feliz Navidad y
Prospero Año Nuevo a todos/as.
Ian Exposito