lunes, 14 de septiembre de 2009

NUESTROS POLITICOS Y LA CRISIS

Cuando veo a nuestros políticos tomar decisiones, ante la crisis en la que estamos inmersos, tanto para salir de ella como (y sobretodo) para que no se vuelva a repetir, me viene a la mente una poesía de Miguel Hernández:

 

Los cobardes

Hombres veo que de hombres

solo tienen, solo gastan

el parecer y el cigarro

el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,

gallinas en las entrañas,

galgos de rápido vientre,

que en épocas de paz ladran

y en épocas de cañones

desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,

comisarios de la alarma,

cuando escuchan a cien leguas

el estruendo de las balas,

con singular heroísmo

a la carrera se lanzan,

se les alborota el ano,

el pelo se les espanta.

 Valientemente se esconden,

gallardamente se escapan

del campo de los peligros

estas fugitivas cacas,

que me duelen hace tiempo

en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis

a la muerte liebres pálidas,

podencos de poca fe

y de demasiadas patas?

¿No os avergüenza mirar

en tanto lugar de España

a tanta mujer serena

bajo tantas amenazas?

Un tiro por cada diente

vuestra existencia reclama,

cobardes de piel cobarde

y de corazón de caña.

Tembláis como poseídos

de todo un siglo de escarcha

y vais del sol, a la sombra

llenos de desconfianza.

Halláis los sótanos poco

defendidos por las casas.

Vuestro miedo exige al mundo

batallones de murallas,

barreras de plomo a orillas

de precipicios y zanjas

para nuestra pobre vida,

mezquina de sangre y ansias.

No os basta estar defendidos

por lluvias de sangre hidalga,

que no cesa de caer,

generosamente cálida,

un día tras otro día

a la gleba castellana.

No sentís el llamamiento

de las vidas derramadas.

Para salvar vuestra piel

las madrigueras no os bastan,

no os bastan los agujeros,

ni los retretes ni nada.

Huís y huís, dando al pueblo,

mientras bebéis la distancia,

motivos para mataros

por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres

al calor de las batallas,

y vosotros lejos de ellas,

queréis ocultar la infamia,

pero el color de cobardes

no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos

de la triste telaraña.

Sustituid a la escoba,

y barred con vuestras nalgas

la mierda que vais dejando

donde colocáis la planta.

 

PUES ESO…

VALIENTEMENTE SE ESCONDEN

GALLARDAMENTE SE ESCAPAN

No hay comentarios:

Publicar un comentario