Athletic: renovarse o morir
En estos últimos tiempos, de dificultad clasificatoria para el Athletic, se alzan voces que reclaman la presencia de extranjeros o de jugadores con antecedentes vascos, voces que justifican la búsqueda de jóvenes promesas en cualquier lugar del mundo para formarlas en Lezama o en posibles escuelas que se monten en el extranjero o en el Estado, dándoles así el label que creen necesario para cumplir con las estrecheces a las que nuestra filosofía no escrita obliga.
No es mi intención discutir sobre estos temas de política exterior, que por su trascendencia pertenecen al ámbito decisorio de los socios, sino sobre algunos aspectos relativos a la política interior del club y sobre la transformación que debe realizarse en Lezama.Con la positiva intención de ir a favor de ideas y propuestas, nunca en contra de personas.
Históricamente, Lezama ha representado un orgullo para el club, tanto por los jugadores que forma para el primer equipo como por las alabanzas provenientes de la infinidad de visitas que durante muchos años han cursado clubes de todo el mundo, maravillándose de nuestras instalaciones y metodología de trabajo.
Con el paso del tiempo, los clubes de nuestra Liga han ido avanzando en el desarrollo de sus canteras, tanto en el dinero invertido en sus infraestructuras como en la organización y sistemática de su trabajo.
En definitiva, nos han igualado o superado.
Hemos dilapidado la ventaja competitiva que teníamos.
En épocas de crisis para algunos, que yo denominaría de dificultad creciente, es fácil dejarse dominar por la angustia, el miedo o la visión catastrofista.
Que si nuestra población implica un bajo número de fichas, que si nuestros jóvenes practican más deportes o tienen otras actividades e intereses, que si la condición económica de nuestras gentes ha crecido y esto resta hambre en la lucha por ser jugador del Athletic, que si la Ley Bosnam…Creo que para todo obstáculo hay una solución.
Encima, debajo, alrededor o a través.
Para alcanzar el éxito, para disfrutar del Athletic, es necesario alterar el presente.
Que ante los nuevos retos que se nos imponen, no demos las mismas respuestas de siempre. Nuestra forma de actuación debe ser revisada continuamente.
Como decía Oliver Cromwell, el que deja ser el mejor, deja de ser bueno.
Recapacitemos sobre el trabajo en el que somos auténticos especialistas y en el que hemos sido vanguardia reconocida anivel mundial.
Y en esta dinámica transformadora toca innovar, crear teoría, investigar y asumir riesgos.
¿En qué dirección?.
1) IDEAS Y VALORES.
La ambición por recuperar el liderazgo mundial en formación y el orgullo de tener un proyecto que sea unmodelo con identidad propia debe ser nuestra visión.
Del “que inventen ellos” de Miguel de Unamuno a desear ser copiados.
No dependemos de ninguna circunstancia externa, sólo de nuestro deseo, inteligencia y valentía. O nos abocamos en esa dirección o nuestro futuro se complica gravemente. Sin medias tintas.
La formación deportiva estaría enfocada en las dos vertientes de la enseñanza:
A) El aprendizaje, a través de los entrenamientos. Se divide en diferentes estadios:
1. Poder aprender: tiene que ver con el funcionamiento personal y con el entorno inmediato; los medios de trabajo se relacionan con la gestión del estado de ánimo y con la ampliación de los soportes anímicos.
2. Querer aprender: relacionado con los sueños que se ambicionan y con el esfuerzo y la manera de conseguirlos.
3. Saber aprender: establecimiento de objetivos, explicación productiva de las causas de los éxitos y fracasos, generalización de los aprendizajes.
B) La manifestación de lo aprendido, en la competición. Se expresa el entrenamiento previo, pero haciendo referencia a saber competir: ejecución técnica excelente con precisión y velocidad, dosificación del esfuerzo y facilitación de las decisiones tácticas en una situación de evaluación que resulta variable en función del rival y de la importancia del partido, así como del manejo de
la atención en las circunstancias adversas, inesperadas o distractoras que puedan presentarse. Lezama, en cuanto centro de élite y escuela para talentos, debería reunir las siguientes características:
Exigencia en la práctica intensiva en una atmósfera alegre y de apoyo.
Posibilitar la relajación liberadora del estrés.
Estimular la osadía y crear situaciones positivas en experiencias y emociones.
Potenciar el compromiso por la excelencia y la determinación por el logro de objetivos.
Entrenamiento de procesos cognitivos y de habilidades psicológicas básicas, como la motivación, el autoconocimiento y las habilidades sociales; de rendimiento, comola autoeficacia, la autorregulación de la activación y de la atención, y el autocontrol cognitivo y emocional; facilitadoras, como el estilo de vida.
Fomentar la satisfacción y el placer subjetivo por el juego mediante varias formas:
1. Por influencia propia: valoración de procesos, conciencia de aprendizaje, disfrute de la competición, cohesión grupal, entorno personal y deportivo, etc…
2. Por influencia del entrenador: ver más adelante
3.Por influencia de los padres/madres: predictores de la autoestima de su hijo, por lo que el trabajo junto a este jugador invisible y el reconocimiento por su labor es imprescindible.
4.Por influencia del club: que el jugador perciba que los directivos tienen el claro propósito de servir.
Esto se manifestará en el deseo de conocerles personalmente e interesarse por sus cuestiones, bajar al vestuario entre semana, viajar con los equipos y ver sus partidos, etc…
El modo de tratar las diferentes cuestiones con los futbolistas deberá responder a lo que hemos
denominado como Gure Estiloa.
Cuestiones relevantes que también se deberían plantear son la transición de jugadores al primer equipo (¿cómo es posible que de toda una generación ganadora del oficioso campeonato del mundo Copa Nike -Jonan, Solabarrieta, Azkorra, Bordas,Arriaga,Moya…- ninguno esté
ni en el Athletic ni en Primera División?.
Otro aspecto conveniente sería idear un protocolo de actuación ante distintas situaciones que se presentan regularmente (entrenamiento de jóvenes con el primer equipo, detectar las primeras señales de dificultades de toda índole y a quien derivar…).
Igualmente, el desarrollo de normas que hagan prevalecer valores y no coarten la personalidad,
dirigidas más a qué hacer que a prohibir.
Un análisis sobre la personalidad del deportista vasco nos ayudaría a perfilar el perfil del jugador
a trabajar: junto a valores positivos como el esfuerzo, lealtad, solidaridad, estilo de vida, madurez, compañerismo… encontramos también aspectos mejorables como la falta de carácter ganador, baja confianza en situaciones de importancia y/o incertidumbre, diferencia significativa
entre lo realizado en el entrenamiento y en la competición (Pierre Alonzo, el segundo entrenador
de Luis Fernández, lo confirmaba: “En los entrenamientos los jugadores hacen cosas muy buenas, pero luego en los partidos se expresan con timidez”), escaso atrevimiento, ansiedad, falta de liderazgo y de comunicación, reservado (Jupp Heynckes dijo:”Muchos de mis jugadores son introvertidos y reservados, quizás es la forma de ser de la gente de este país”), etc…
La otra vertiente de la formación integral es la personal. En aras a favorecer un mejor desarrollo del joven basado en valores los estudios ocupan un lugar central. Además, tienen unas consecuencias deportivas incuestionables: jugadores más maduros, soportan mejor la presión, manejan eficientemente el estrés y saben concentrarse adecuadamente, manifiestan una autodisciplina y afán de superación superior, exhiben altos niveles de comunicación y liderazgo, lealtad en las relaciones, entienden mejor los papeles del entrenador y jugador, distinguen claramente entre necesidades y deseos, etc…
La residencia en las mismas instalaciones donde entrene el primer equipo, para poder compartir experiencias que puedan ser educativas, se antoja fundamental.
2) COORDINADORES Y ENTRENADORES.
En un entorno de enfrentamientos donde parecen instalados dos bandos desde hace algún tiempo, Lezama necesita un coordinador que sea un líder positivo que construya organización donde la gente pueda expandir su aptitud, en palabras de Peter Senge. Integrador y hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, que dijo Antonio Machado. Que estimule y respete distintas sensibilidades e ideas, con el convencimiento profundo de que la diversidad es creativa
y fructífera.
La transmisión y creación de conocimientos requeriría una estructura más horizontal. Se entendería que los entrenadores a sus órdenes mantengan una gran lealtad a su autoridad. Los entrenadores deben ser seleccionados atendiendo al criterio de su interés en ser educadores de jóvenes, con formación psicopedagógica.
Si todo cambia en la vida debemos ser conscientes que las necesidades del futbolista han cambiado.
Hoy en día, un entrenador es, sobre todo, un director de personas y de equipos.En la sociedad actual se dan relaciones democráticas en los ámbitos más importantes de la vida del individuo: en la familia, en el entorno educativo y en el laboral.
Será imposible mantener una disociación en el estilo fundamental de afrontar la vida y su vivencia en el fútbol. Es de capital importancia comprender que el poder de que dispone el entrenador no es para volcarlo sobre sus jugadores (poder sobre), sino para transformar la realidad creando formas nuevas de interpretarla, desarrollarla y trabajarla (poder para).
Estudios realizados con jóvenes pertenecientes a centros de alto rendimiento sobre las características del entrenador ideal revelan las siguientes preferencias: comportamiento personal y relaciones humanas (38,75%); calidad de la enseñanza (31,25%); conocimientos técnicos (17,5%); forma física (12,5%).
El aprendizaje no se realiza sólo a través de la obediencia y la identificación con el entrenador, sino que también es absolutamente necesario estimular procesos de internalización en el jugador que impliquen un traspaso de responsabilidades mediante una mayor participación en la toma de decisiones y de dirección, con el objetivo de lograr un futbolista pensante, maduro, con personalidad propia, buen comunicador y con capacidad de liderazgo.
El técnico se impone demasiado, por lo que se trata de que el joven se libere del maestro y se gobierne a sí mismo.
Para lograr el autocontrol del jugador hay que trasladarle los problemas y ayudarle a resolverlos. Si no, el crecimiento del jugador será muy limitado. Como decía Pedro Luis Uriarte, “si a una persona le das siempre cacahuetes, tendrás un mono”.
El entrenador estará siempre en el centro del cambio. Afortunadamente ya ha empezado a ocurrir un significativo movimiento del modelo tradicional de técnico a un modelo moderno de entrenador.
Algunas de las diferencias que podríamos encontrar serían:
Técnico tradicional: se caracteriza por una visión mecanicista del juego, ve a los jugadores como parte de una máquina y los dirige de manera sistematizada; entiende el jugador como trabajador-máquina y los trata como a un colectivo uniforme; está focalizado en ganar y dominado por el resultado; instintivo; aislado; yo; autoritario; grita; habla; trabajador.
Entrenador moderno: trabajará el aspecto psicológico del jugador y equipo, envolviendo el compromiso, inteligencia y control; entiende el jugador como trabajador-individuo, teniendo en cuenta su diversidad e individualidad; está focalizado en ganar y en el jugador, centrado en la tarea y dominado por la excelencia; planifica cuidadosamente; con apoyo profesional; nosotros; democrático; vende; escucha y luegohabla; trabajador inteligente.
3) RECURSOS ECONÓMICOS.
Es condición necesaria la inversión permanente en campos e instalaciones, formación,material técnico, etc.