jueves, 30 de julio de 2009

CAMBIO DE MODELO

Cómo evitar que el 'Síndrome del Ejecutivo' le arruine el verano

El miedo a abandonar el puesto de trabajo se ceba en los altos directivos.

Cinco Días - Madrid - 30/07/2009

Seguramente conoce usted a alguien que padece el Síndrome del Ejecutivo. Tal vez, incluso, ése alguien sea usted. ¿Cómo saberlo? Conteste con sinceridad a las siguientes cuestiones. ¿Es usted una persona muy competitiva? ¿Le cuesta mucho desconectar de su trabajo porque considera que su presencia es casi imprescindible? ¿Deja para el último minuto la planificación de sus vacaciones porque le da pereza pensar en el descanso del verano? Si ha respondido sí a todas las preguntas tiene usted un problema.

La llegada de las vacaciones de verano hace patente un trastorno cada vez más extendido y que, según los psicólogos, tiene sus raíces en el actual modelo sociocultural. Se trata del Síndrome del Ejecutivo o miedo a abandonar el puesto de trabajo.

En palabras del especialista en ansiedad y depresión Fernando Miralles, de la Universidad CEU San Pablo, las personas que sufren este trastorno "tienen un elevado índice de superación y perfeccionismo. Les da mucha pereza irse de vacaciones por lo que no las planean hasta el último momento; también les da miedo ausentarse de su puesto de trabajo por si en realidad no son tan imprescindibles como ellos creen y cuando salen de vacaciones necesitan una gran actividad para olvidarse del trabajo, con lo cual, en vez de descansar se estresan todavía más". Un rasgo característico del Síndrome del Ejecutivo es que las personas que lo sufren están constantemente enganchadas al móvil -Miralles asegura haber tratado en su consulta a personas que gastaban tres baterías diarias- y miran el correo electrónico varias veces al día para estar siempre conectados.

La crisis económica ha acentúado el problema, "ya que ésta crea inseguridad laboral al estar los puestos de trabajo menos seguros", señala el especialista. Como causas de este trastorno, Miralles señala tres: el desconocimiento de uno mismo, la vida en una sociedad extremadamente competitiva y el incumplimiento del horario laboral.

Conocerse a uno mismo

"En la sociedad actual las personas no se conocen a sí mismas". El motivo, una ausencia crónica de momentos de soledad, en especial en las grandes ciudades, en las que los individuos no pueden dedicar tiempo a sí mismos. El resultado es que si se desempeña un rol dentro de la empresa, "cuando abandonemos la empresa por vacaciones podemos encontrarnos con nosotros mismos, y a lo mejor nos gusta más seguir con el rol que tenemos en la empresa", explica Miralles.

La segunda causa proviene de la vida en una sociedad muy competitiva. Se considera que alguien ha triunfado en la sociedad "no porque sea feliz, haya creado una familia y ésta no tenga problemas. Lo que se le pregunta a una persona para ver si ha triunfado o no es qué estudios tiene, en qué puesto de trabajo está y cuánto dinero gana". A ello hay que sumar el incumplimiento del horario laboral. "Hay empresas en las que no está bien visto que la persona salga a su hora y el simple hecho de trabajar allí implica que no va a poder salir antes que el jefe, aunque haya terminado su trabajo y ya haya pasado su hora de salida. Este problema también ha empeorado por la crisis".

Todo ello hace que "el horario laboral se coma la vida personal, por lo que el trabajo pasa a ser más importante que su vida privada". Este hecho se agrava en las empresas en las que, al finalizar el horario extenso de trabajo, se reúnen los compañeros para tomar algo.

Luchar contra la tiranía del reloj

El mejor consejo para superar el Síndrome del Ejecutivo es "tener un momento de soledad al día para repasar lo que hemos hecho ese mismo día a nivel personal", explica el experto Fernando Miralles. Además, es conveniente separar la vida personal del trabajo e invertir algo de tiempo en uno mismo. Durante las vacaciones, que en un principio no deberían bajar de 14 días seguidos, Miralles recomienda independizarse del reloj, "que la persona se levante cuando ya no tiene sueño, se acueste cuando esté cansado y que coma cuando tenga hambre…", es decir, seguir los llamados ciclos circadianos o biológicos. El móvil sólo se debe conectar una o dos veces al día, y el correo electrónico una vez cada dos días. También se recomienda hacer gimnasia diaria, como mínimo quince minutos al día. ¿La recompensa? Prevenir patologías como la hipertensión, el colesterol alto, trastornos gastrointestinales, pérdida de cabello y dermatitis, todos ellos relacionados con el estrés.

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