Terror en la compañía: ¿cómo evaluar si mi jefe es sólo malo o muy tóxico?
Juan M. Barberá elEconomista.com 8:11 - 1/11/2009
El liderazgo de los ejecutivos más apreciados destaca por su habilidad para tratar a las personas
¿Le gustaría mandar a su jefe a paseo o, aún mejor, echarlo a la calle? Probablemente un número elevado de empleados responderían a esta pregunta de forma afirmativa. Pero, ¿es posible hacerlo? Como contesta Francisco Muro, director general de Otto Walter, "en la empresa no es tan fácil como en política que puedes cambiar al jefe que no funcione cuando hay elecciones. Sin embargo, hay una salvedad: la de los jefes que no son los propietarios del negocio. En ese caso, la alta dirección de la compañía puede actuar para corregir situaciones anómalas".
Lo cierto es que, como afirman los expertos consultados, un jefe tóxico, que es como se le denomina a aquel que trata mal o muy mal a sus empleados, no interesa a ninguna empresa, "y si existe", añade Muro, "y no se le pone coto, el error es de los de arriba".
En España, según una encuesta realizada por la consultora Otto Walter cuatro de cada diez jefes (42%) no llegan al mínimo exigido; de ellos casi un 20% son muy malos y un 7% tóxicos. Y el trabajo no hay que tomárselo a broma porque en él han participado más de 4.000 colaboradores que han evaluado (de forma secreta, por supuesto) a 712 mandos directivos de grandes y medianas empresas.
Narcisos sin causa
Muchos de los directivos pecan de narcisismo -piensan, erróneamente que lo hacen bien- y también de miedo. "Este miedo", como dice Iñaki Piñuel, psicólogo y fundador del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo directivo, "le lleva a ser una persona insegura, a encerrase en si mismo, debido a su vulnerabilidad. Es un directivo a la defensiva que acaba siendo ofensivo y su actitud genera enormes dosis de sufrimiento a los que tiene alrededor".
Y es que no confiar en nadie le vuelve, según este psicólogo, en paranoide. "Son", dice Piñuel, autor de Liderazgo Zero, "a grandes rasgos personas que gritan, hostiles, mentirosos, desconfiados, manipuladores... Se trata de un tipo de cuadro muy rebelde al tratamiento y con muy mal pronóstico, en la medida en que todo cuanto le ocurre es sistemáticamente sesgado y reinterpretado por su cuasi delirio".
Para Muro, "el principal problema es que cuando pones en conocimiento de esos jefes lo que piensan sus subordinados, no se lo creen. En el estudio que hemos hecho, de alguna manera el cliente ha evaluado el producto y apenas dos de cada diez (22%) sale evaluado como buen jefe y otro 35%, como un directivo aceptable.
Dirigir personas
Pero el problema fundamental es que no entienden la dirección de personas, no están entrenados para gestionar equipos y desconocen que se pueda aprender.
"La jefatura", finaliza Muro, "está profesionalizada y, como tienen un sueldo mayor, se les debe exigir ser buenos jefes. Y esta labor debe ser evaluada constantemente".
"Gente mejor que tú"
A veces el problema surge porque el directivo tiende a rodearse de gente más mediocre que él, con lo que el porcentaje de sufrimiento del empleado se duplica. Para Natalia Gómez, es fundamental "contar entre tus colaboradores con gente mejor que tú". Precisamente, Gómez acaba de publicar un libro en el que, aparte de consejos, recoge las opiniones de 20 directivos elegidos por sus colaboradores como los mejores del año.
"El buen directivo", añade, "tiene una categoría profesional muy alta, todos hablan del equipo humano y aluden a él para justificar su éxito ¿El secreto? Saben rodearse de gente muy buena y ser humildes". Éste es el ejemplo de Jaime Echegoyen, consejero delegado de Bankinter quien, para ilustrarlo, dice que "un buen director de orquesta siempre elije a los mejores".
Otro de los directivos más apreciados por los empleados es Emilio Moreno, CEO de Softonic. En su opinión "los resultados de la empresa tienen mucho que ver con las habilidades del directivo para unir a grupos de personas, mucho más que sus conocimientos tecnológicos". Y es que, en general, todos los líderes piensan que estar involucrados en un entorno de trabajo agradable mejora la eficacia de los trabajadores y la productividad de la empresa. Natalia Gómez, que ha sido ejecutiva en diversas compañías como Carrefour o Alcatel, sigue sorprendida porque estos directivos admitan el fracaso como una oportunidad de aprendizaje.
Otros expertos en liderazgo, como Steven Covey, piensan que si el directivo, al pensar en el trato que debería tener con sus subordinados piensa "no tengo tiempo para estas cosas", va por mal camino, porque a los auténticos líderes les falta tiempo para pensar en ello".
EN ESTOS TIEMPOS QUE CORREN, QUE DIOS NOS COJA CONFESADOS